sábado, 18 de abril de 2009

Pretenciosa capital

Dueña de grandes senderos
Abres paso a tus caprichos en tan
hermosos linderos
ocultaste con astucia
su sonrisa extraterrestre.
con el resplandor que me tortura
me hundiste poco a poco, en el caos citadino.
ya la noche no es locura.

Mal oliente, pútrida,
el caos reina en ti!

Desplazaste la belleza de la alfombra natural que te cobija.
para dar inicio al riego, del concreto duro fausto.
que te da la alfombra roja.
en la fiesta de los pueblos.

Disipaste su perfume natural,
¡el de los bosques y el oxigeno!
asfixiaste los caminos
con tu pestilencia sepulcral.
de esta forma eres letal.
para el ahondar de mis suspiros.

Son muchos los miserables
que en tu suelo se cobijan bajo puentes y chatarra.
implorando tu piedad
y detrás de la verdad
eres tu la genocida.

Es tu ruido tenebroso
el que produce menos gozo.
cuando honda en mis oídos
de esta forma es el delirio
y la esquizofrenia que invaden
poco a poco mi razón
tu no tienes compasión
naturalmente predadora con motivo y con razón.

Algún día volveré a los campos…

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