jueves, 18 de diciembre de 2008

COMPRA Y VENTA DE ALMAS

ACOMPRA Y VENTA DE ALMAS
(Enajenación del hombre)


El hombre como parte del mundo, de una población, de una comunidad de sociedad, siempre ha tenido la necesidad de ser sentido o de ser escuchado. A lo largo de nuestras vidas, siempre hemos estado vinculados al hecho de pertenecer a un grupo de amigos, de estudio, o a un grupo religioso, por esa misma condición de que somos seres sociales no exentos de nuestro entorno, ni mucho menos del rumbo de nuestras vidas.

Cayendo un poco en mis propias reflexiones, puedo decir que la causa de los problemas del mundo son consecuencia de la enajenación del individuo frente a estos, del desconocimiento de lo que sucede a su alrededor, siendo un poco explicita, “NO VEMOS MAS ALLÁ DE NUESTRAS NARICES”.

¿Que sucedió? ¿Porque dejamos de ser humanos? ¿En qué momento, nos transformamos en la prostituta del capitalismo? ¿Cuando el dinero paso a ser nuestra primera necesidad? Todo comienza con la división del trabajo.

El trabajo es para el, la relación activa de hombre con la naturaleza, en la creación de un mundo,, incluyendo la creación del hombre mismo, pero a medida que la propiedad privada y de la división del trabajo se desarrollan, este pierde su expresión de las facultades de hombre y el producto que realiza se opone a el como un ser ajeno. Por ello, el trabajo esta vinculado a una generación de malestar más que de bienestar, el hombre se enajena con sus propias facultades creadoras.

La enajenación o extrañamiento, significa para “Marx” que el hombre no se experimenta a si mismo como el factor activo en su captación del mundo, si no que mundo permanece ajeno a el, la enajenación es realmente, experimentar al mundo y a uno mismo pasiva y receptivamente, como sujeto separado del objeto.

De esta forma, y con la perdida de la facultad creadora, el trabajo de médicos, artistas, comunicadores sociales, ingenieros, arquitectos, artesanos, agricultores, maestros, se ve reducido a la dependencia financiera, de esta forma los mantiene subordinados a las desiciones económicas y operaciones impuestas por parte de aquellos que lo pagan.

El hombre se ve cada vez más pobre como hombre y tiene la nesecidad creciente de dinero, la cantidad de dinero se siente cada vez más en su única cualidad importante. Así el exceso y el consumismo invaden nuestras vidas, cuando una nesecidad burda como: un abre latas eléctrico, un exprimidor de naranjas y cualquier cantidad de objetos publicitados en vallas, revistas, Internet o televisión se vuelven una necesidad humana. Su idealismo es fantasma, capricho e imaginación.

Este hombre mercancía sólo conoce una manera de relacionarse con el mundo exterior, poseyéndolo o consumiéndolo, no se relacionan productivamente captándolo en su plena realidad, adora las cosas, las máquinas que produce; alejándose cada vez de las realidades del mundo.
Con el socialismo esta enajenación es derrotada, debido a que primero el hombre produce en una forma asociada, no competitiva, produce racionalmente, el individuo participa activamente en la planeaciòn y ejecución de planes, en una palabra la realización de una democracia política laboral. El individuo seria creador y dueño de la vida y que comenzaría a hacer de la vida su principal ocupación, finalmente seria un hombre libre. Esto siempre dentro del marco de las empresas de producción social.

Todas nuestras fuerzas deben estar dirigidas a la formación de una conciencia colectiva del deber social, a la construcción del hombre y la mujer socialistas, estos que han descubierto la verdad y que planifican la construcción de un mundo mejor. El hombre debe conectarse con la realidad, y abrir el camino hacia el debate político, ideológico y participativo. En pensamiento y acción. 

¡Es nuestra única salida, el momento es histórico!

Ana M. de la I
labulla@live.com

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